Para transformar nuestras organizaciones ya sea de trabajo, familiares, comunitarias…empecemos por observarnos. Observar los supuestos de los que partimos y que tiñen nuestro entendimiento, y definen así la realidad de acuerdo con ese sesgo. El lugar donde ello puede ocurrir es en las conversaciones. En el habla y la escucha comprometidos. La vida de nuestras organizaciones habita en sus conversaciones.